Esa chica
Había renunciado, como un muerto, a la vida, al placer. Me limitaba a resistir —como un superviviente el día después— cuando llegaste tú. No hubo ningún milagro, aunque tampoco lo esperaba. En el cielo, las estrellas siguieron alumbrando indiferentes, ajenas a nosotros. Aquí abajo nada cambió. El mundo siguió siendo el infierno de siempre. Los diarios siguieron vomitando corrupciones, atentados, catástrofes... No puedo ni siquiera decir que mejorase mi opinión del amor. Por no cambiar, no cambió ni mi suerte. —Soy el mismo pertinaz perdedor.— La diferencia es sólo que estás tú y que contigo todo es más soportable. Hasta la vida vuelve a ser un placer cuando estamos a gusto.
Gracias por tu colaboración, ¿te atreves a narrarlo, mañana...?
ResponderEliminarhas cometido una falta de ortografía en lo de bienvenidos y eso que eres de letras... XD
ResponderEliminar